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Lavaderos del arrabal y la pila de los muertos
Antiguos lavaderos del arrabal en las afueras de Vallbona con una pila reservada para lavar la ropa de los enfermos y de los muertos.
Vallbona creció rápidamente en los siglos XVIII y XIX hasta alcanzar una población de más de 1000 habitantes. Para servir las necesidades de la población pronto fueron necesarios otros lavaderos además de aquellos que ya había en el centro del pueblo.
Estos nuevos lavaderos, aunque más pequeños, también contienen dos pilas, una para enjabonar y otra para enjuagar la ropa.
Una pared separa los lavaderos más al noreste, formados por dos pilas, de otro más pequeño con una sola pila en el suroeste. Este último sirvió durante muchos años para lavar la ropa de los enfermos.
Hasta el siglo XX, la prevalencia de enfermedades infecciosas fue muy alta, algunas en forma de epidemias que golpeaban esporádicamente como la viruela, el cólera o el tifus; otras más endémicas como la sífilis o la tuberculosis. Aunque durante mucho tiempo se ignoró el origen de estas afecciones, todo el mundo conocía el poder infeccioso y la necesidad de aislar los infectados, fueran estos vivos o muertos. La práctica de lavar sus ropas separadamente en lavaderos exclusivos era frecuente en todas las poblaciones, incluso las más pequeñas.