Nacido expresamente en la soledad de un valle remoto, el monasterio de Vallbona terminó por rodearse de un pintoresco pueblo. En el siglo XVI, siguiendo las consignas del Concilio de Trento, que prohibió los monasterios femeninos aislados, la comunidad hizo un llamamiento a los agricultores de los alrededores para que se establecieran en el interior de las viejas murallas del monasterio..
Poco a poco, el asentamiento creció: lo que en la época medieval habían sido las antiguas bodegas, el hospital de los pobres y de los peregrinos, los molinos y el propio cementerio del monasterio, se convirtieron en los actuales calles, plazas y casas del pueblo de Vallbona. Vallbona ofrece hoy todos los alicientes de un pueblo del interior, recogido en una orografía complicada y acunado por una naturaleza y agricultura que conviven en armonía