Fundado en el siglo XII por ermitaños y ermitañas que pronto se adhirieron a la orden del cister, el monasterio de Vallbona creció, y acumuló gran poder durante toda la época medieval. De esta época a nuestros días, la vida monástica no ha cesado nunca.
Siglos de historia han decorado el cenobio de preciosos tesoros, recordatorios que un día éste fue uno de los más importantes centros religiosos del país. El monasterio mezcla los estilos románico y gótico, cuya duración se reveló incluso más pasajera que la propia construcción del monasterio.